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Sonidos, olores y efectos para volar con Arlt

Sonidos, olores y efectos para volar con Arlt

noviembre 5th, 2016

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DIARIO EL DÍA, La Plata

La Compañía Ojcuro regresa con “La isla desierta”, una experiencia para sentir sin ver

Se llama Teatro Ciego porque, literalmente, lo es. Para alguien que nunca haya probado esta experiencia, y que quizás se imagine que en escena podrá ver aunque sea una lucecita titilar, le decimos que no. Está equivocado. Nada. No se ve nada. Y eso, en definitiva, es lo interesante de esta propuesta del Grupo Ojcuro, una invitación a sentir la experiencia teatral de un modo diferente, y una oportunidad además para ponerse en el lugar de otras personas y entender cómo ven los que no ven nada.

Integrada por actores ciegos y otros que no lo son, la compañía creada en el 2000 por José Menchaca regresará esta noche a La Plata, iniciando una serie de presentaciones que se repetirán durante los sábados de noviembre, con dos funciones, a las 20 y a las 22, en Teatro Estudio -3 entre 39 y 40-. La obra con la que lo hará será “La isla desierta”, pieza insignia del grupo teatral que lleva quince años de funciones ininterrumpidas en el Centro Cultural Konex, desde su estreno, en 2001, en el Teatro Anfitrión.

La oficina portuaria que describe Roberto Arlt en su obra no falta -ni esas tan reales bocinas de los buques que vienen o se van- y es el inicio de una odisea fantástica en el que el espectador no sólo se encontrará recorriendo exóticos destinos y conociendo curiosos personajes sino que, además, e involuntariamente, se transformará en un pilar más de la propuesta por el mero hecho de estar ahí donde la magia sucede: en el escenario.

No hay paredes. Los espectadores son parte de una experiencia sensorial que los llevará a activar el mecanismo de la imaginación, dándole cuerpo a esas voces que los envuelven con sus diálogos, como en una especie de sonido surround, ese que se usa en el cine.

Lo rico del espectáculo es, además, que muchos de esos sonidos se producen en vivo, a pesar de que la compañía cuenta con una base para evitar cualquier tipo de inconveniente. “El espectador, que está en el centro de escena, termina de construir lo que nosotros llamamos ‘escenografía sonora’ porque con sonidos y olores, simplemente, cualquier persona puede hacer en su cabeza una representación mental de cualquier cosa”, explica el director, en diálogo con EL DIA, quien compara esta experiencia con la lectura: “Nadie construye la misma oficina, ni los mismos personajes. Eso es lo lindo. La multiplicidad de posibilidades”.

Consultado en relación a la clave del éxito, Menchaca no duda en cargar las tintas sobre el autor. “No hay que olvidarse que estamos parados sobre Roberto Arlt”, dice, y aclara: “Yo creo que eso, aunque uno no lo tenga en cuenta porque se sorprende con las posibilidades de la oscuridad, se olvida que estamos parados sobre la obra de un dramaturgo monumental, y eso influye sin lugar a dudas”.

Francisco Menchaca, hijo de José, entró a la compañía cuando todavía no había terminado el secundario. En “La isla desierta” encarna al protagonista, el carismático trotamundos derivado en un ordenanza que no tiene nada de común ni mucho menos de corriente.

El mayor desafío actoral para él está dado por la oscuridad. Moverse a ciegas no es fácil. Hay que adaptarse, reconocer el lugar, los objetos. Pero también está el tema de la voz. “Hay que reforzar todas las posibilidades que este canal te da porque es la única herramienta con la que contamos para demostrar todos los sentimientos que le van pasando al personaje, ya sea tristeza, enojo, felicidad. En el teatro convencional, todo eso lo podés expresar con el cuerpo, con los gestos. Pero acá no. Si la voz te falla, perdiste”, asegura el joven actor, quien pasó por la redacción acompañado por su bella hijita, Mía, quien ya muestra habilidades escénicas.

Una invitación a ponerse en el lugar de otras personas y entender cómo ven los que no ven nada

Menchaca padre aporta que la oscuridad, que muchas veces puede ser vista como un condicionante, implica un plus. “Te agranda las posibilidades porque, de repente, y como pasa en la obra, un actor puede hacer varios personajes, sin que nadie se de cuenta”.

En la misma línea, Francisco agrega: “En el teatro convencional, cambiar de escena representa bajar telón o hacer un apagón. Acá con un sonido, un olor o un efecto particular se cambia totalmente de ambiente. El teatro de ciegos te da esa libertad”.

Además de “La isla desierta”, el Grupo Ojcuro, desde hace tres temporadas, también tiene en cartel “Quiroga y la selva iluminada”, un espectáculo infantil en el que se incorporan algunos efectos lumínicos que aparecen flotando en el espacio, y que, basado en “El libro de la selva”, está dirigido por Laura Cuffini. Y el año pasado, por otra parte, estrenaron un espectáculo similar, “Próxima parada”, que incluye baile, música y cante flamenco.

ENLACE: http://www.eldia.com/espectaculos/sonidos-olores-y-efectos-para-volar-con-arlt

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