Reseñas

La del triciclo

La del triciclo

junio 23rd, 2015

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LA ESCENA ESTÁ SERVIDA, La Plata.
Por Casper Uncal.

Sobre “Tricíclico“.

A veces nos olvidamos, pero somos ritmo. Desde que venimos al mundo, somos palpitaciones, inspiraciones, exhalaciones, somos pulso. La vida es ritmo, cambio y movimiento.

El teatro como acontecimiento en vivo no debe olvidarlo. Pedro Velázquez no lo hace. En su obra “Tricíclico” nos demuestra que no sólo en la música es decisivo el elemento rítmico (factor artístico que el formalista Tinianov señalaba como constructivo también en la poesía) sino que sostiene por sí solo cualquier puesta, cuando el despliegue de textos y acciones (y la manipulación de escenografía, objetos, vestuario… en fin, hasta la secuencia de luces) está cronometrado hasta conseguir la dinámica más obsesiva.

Ahora, sobre la temática: ya quizás no se puede hablar de temas “tabúes” en cuestiones de pareja, quiero creer que hemos avanzado como sociedad y escandalizarse es difícil. Pero abordar las parejas no convencionales desde una óptica cotidiana, lejos del estereotipo, incomoda porque, en vez de polemizar, naturaliza. No es una obra sobre un “menage a tròis”,  sobre fantasías eróticas de compartir otros dos cuerpos del sexo que sea, sino de mantener un vínculo “dispar”. De encontrar un espacio de convivencia en un parámetro distinto al canónico, menos buscando la aceptación ajena que la interna (la de los afectos y la de uno mismo). La relación alternativa abre la puerta para hablar de otras opciones, pero no se van de foco: la cuestión son los vínculos, las diferencias entre pareja, amigos, amores. Ni el sexo, siempre presente pero en un necesario segundo plano, desvirtúa las profundas reflexiones de entrecasa. Faltaría, para redondear el asunto, explicitar las diferencias internas entre esos personajes, saber qué tan equilibrada gira la rueda: si se comparte todo como una unidad, o si la tríada es necesaria para distribuir con uno y otro diferentes aspectos de la vida.

La música es una constante que nunca está forzada, un lenguaje que está dramáticamente incluido, a tono con todos los elementos escénicos que giran, en una puesta asombrosamente simple y despojada (¡oh, la sinécdoque teatral! La sutileza que con poco sugiere un mundo, recurso mucho más efectivo que querer mostrar lo inabarcable). Los intérpretes, que musical y actoralmente demuestran estar a la altura de la propuesta general, trasmiten naturalidad, precisión, absolutos dueños de sí mismos y del juego que llevan a cabo.

Los elementos mencionados se despliegan como anillos concéntricos, se expanden abarcando cada vez terreno, pero también la obra es como un espiral, que profundiza sobre lo ya establecido, se vuelve sobre sí misma hasta incluso parodiarse, para no dejar afuera ni siquiera la posibilidad de reírse de sus propia imagen.

La obra, que se permite no poca duración, tiene varias cadencias: es una ruleta que gira veloz, que se calma y que se detiene, pero que nunca deja de generar expectativa. Plantea un recorrido que atrapa, que no decae pero que tampoco se vuelve predecible.

Porque, coherente con su propuesta, nos recuerda que el teatro es ritmo, movimiento, cambio. Al igual que la vida. Que las costumbres. Que las relaciones.

Última función: sábado 27 de junio a las 21:30 en Teatro Estudio (3 entre 39 y 40).

ENLACE: laescenaestaservida.com.ar/LaDelTriciclo

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