Entrevistas

Jean Cocteau por Marioni

Jean Cocteau por Marioni

septiembre 18th, 2015

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DIARIO EL DÍA, La Plata.
Por María Virginia Bruno.
El destacado autor, director y docente teatral sube la apuesta en el teatro para adultos con “La voz humana”.

Mientras disfruta de las elogiosas críticas que está recibiendo con su versión porteña de “Melodías de Diván”, el destacado autor, director y docente teatral platense Gastón Marioni estrenará mañana en la cartelera local “La voz humana” del inigualable Jean Cocteau.

Con traducción de Pablo Rey y la actuación de Irene Bianchi, “La voz humana” se introduce en el alma de una mujer que desespera por una decepción amorosa, llegando al límite y descubriéndose en él.

Escrita especialmente por el poeta, novelista, dramaturgo, dibujante, pintor, diseñador, crítico literario, ensayista y cineasta francés para su amada amiga Edith Piaf, quien, sin embargo, nunca se atrevió a interpretarla, “La voz humana” es un monólogo “con la cadencia y musicalidad de la mayor tragedia posible: saberse despreciado por el ser que se ama, lanzado a la supervivencia miserable de convivir con anónimos y cercanos por los que no siente afecto alguno”. Desde su estreno, ha tenido una versión operística, con música de Francis Poulenc, también se la llevó a la gran pantalla e, incluso, tuvo algunos episodios dentro de filmes.

Con música en vivo de Santiago Epele, Emilio Retamal y Daniel Vidal, “La voz humana” se estrenará mañana, a las 21.30 en Teatro Estudio, 3 entre 39 y 40, y tendrá nuevas funciones los sábados restantes de septiembre y todos los de octubre en el mismo horario.

A horas del debut, Gastón Marioni, que acaba de ser distinguido por Argentores -en su premiación anual a las mejores producciones de la temporada anterior- en el rubro Mejor Coreografía para Teatro 2014 por su trabajo en “Wunderkindz: el encuentro”, dialogó con EL DÍA sobre su versión de este clásico teatral.

-Qué te llevó a traer esta obra de Cocteau a las tablas locales?

La profunda admiración por un autor tan exquisito, delicioso y singular como lo es Cocteau, la temática de este gran y clásico monólogo que trasciende al género femenino y nos habla a todos como sujetos que deseamos y en relación a ello la inagotable experiencia del amor: condiciones que me interesaban poner en escena desde la perspectiva de la comunicación, en tiempos en los que la fugacidad, la descorporización de la palabra, la ausencia del gesto (ahora casi convertida y reglada en un emoticón), me parecieron motivos para dialogar con este texto que evidentemente… sigue vigente.

-¿Qué versión (teatral, ópera, cine) viste y cómo te influenció a la hora de preparar esta puesta?

-Vi dos puestas en escena: una interpretada por un actor y otra por una actriz, conozco la versión operística de Poulenc y el film de Kotcheff. En todos los casos siempre me generaron un “yo quiero hacer una versión de este texto dramático”; supongo que en todos hay de común una belleza inmanente que tiene que ver con la propia condición del texto.

-¿Con qué recursos abordaste esta versión?

-La plástica, la música y lo dramático (me refiero al lenguaje estrictamente teatral) son los tres discursos que van enlazándose a lo largo de 60 minutos de la experiencia de una mujer que desespera sin límite. Hubo una premisa muy concreta para todo el equipo de trabajo y hacia allí se direccionó todo. La plástica del espacio habla, la música habla (literalmente) y actuación se codea con las anteriores.

-En la puesta original, compuesta especialmente para Edith Piaf, el teléfono fijo es importante, puesto que era una novedad para esos tiempos. Cómo trabajaste en tu versión, teniendo en cuenta que para nosotros es algo normal, algo con lo que nacimos y algo que parece ir desapareciendo?

-La aparición del teléfono fue el inicio de una revolución en las comunicaciones humanas, no hay dudas y somos testigos de ese desarrollo, ahora multiplicado en tantos sistemas de comunicación: todas, han dejado en el plano de la virtualidad el cuerpo del otro hablante. Aquí, en esta puesta, hay un teléfono, pero tiene un tratamiento de deconstrucción a medida que evolucionan los minutos hasta relativizar la propia presencia del mismo.

-¿Por qué elegiste a Irene Bianchi?

-Porque me gusta mucho como actriz. Nos conocimos ya en la versión platense de “Melodías de Diván” y nos sentimos muy cómodos trabajando. Es potente, profunda y con una batería de recursos que potencian mucho el trabajo de creación.

-En tus últimas producciones utilizaste música en vivo, generando un plus en la propuesta general. ¿Qué te lleva a seguir apostando por este recurso?

-Antes que autor, actor y director, soy músico, luego bailarín y luego vino todo lo teatral que fue el último lugar de llegada y, a su vez, punto de encuentro de lenguajes diversos, pero lenguajes artísticos todos. Me resulta imposible no pensar lo teatral como música y en términos de movimiento. Y no estoy hablando de “comedia musical”. En todo casi preferiría hablar (si tuviera que poner en una palabra) de un “teatro musical” en donde la música no es sólo tonalidad, ni lo coreográfico pasos de danza, sino como composición totalizadora, lenguajes definidos cada uno pero sintetizados en la obra final. En mi modo de ver el teatro, no pienso a la obra como obra de reunión de artes, sino como “obra de arte” que pide en cada caso, lo que el caso requiera.

ENLACE: eldia.com.ar/JeanCocteauPorMarioni

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