Reseñas
Amar(te) duele
septiembre 22nd, 2015
DIARIO EL DÍA, La Plata.
Por María Virginia Bruno.
De Jean Cocteau. Traducción: Pablo Rey. Intérprete: Irene Bianchi. Música en vivo: Santiago Epele, Emilio Retamal y Daniel Vidal. Diseño de vestuario: Paula Verderosa. Diseño de escenografía: Juan Pablo Antonelli, Néstor Roux, Martina Fernández, Lucía Verderosa. Fotografía: Espacio [F]. Diseño gráfico: Juan Pablo Antonelli. Maquillaje y peinados: Fabián Martín. Asistencia de dirección: Nicolás Verderosa. Versión, puesta en escena y dirección: Gastón Marioni. Funciones: sábados de septiembre y octubre a las 21:30, Teatro Estudio, 3 entre 39 y 40.
Hay adicciones de todo tipo y color, algunas, seguramente, más grandes y oscuras que otras pero, en definitiva, todas son igual de peligrosas y autodestructivas, incluso, la adicción al amor.
“La voz humana”, escrito en 1930 por el polifacético francés Jean Cocteau (1889-1963), es un monólogo de una mujer desesperada que atraviesa los días posteriores al abandono de su pareja, quien, telefónicamente, le dice que se va a casar con otra y que ya no volverán a hablar.
En escena vemos cómo la mujer despilfarra su propia vida, haciéndose invisible, regalando el poco amor propio que le queda, su respeto, su esencia. “¡Perdóname, perdóname!”, le suplica, en un intento desesperado para que la comunicación no se corte. El teléfono, así, se convierte en un arma terrible, con la que se puede matar sin dejar huellas.
“No te enfades conmigo… Sé que estoy haciéndote una escena… una escena insoportable… y que me estás aguantando con toda tu paciencia, pero me tienes que perdonar… Lo estoy pasando muy mal, estoy deshecha, completamente deshecha… Ya no me queda más que este hilo para llegar hasta ti”, reflexiona la mujer, ya desorbitada, paseándose por una habitación que comparte con los fantasmas de la soledad.
Irene Bianchi, en una entrega interpretativa total. Con palabras, silencios, miradas y gestos se enfrenta a una platea que no le saca los ojos de encima.
Irene Bianchi, en una entrega interpretativa total, habla, gime, llora, grita, se retuerce de dolor en el piso, y vuelve llorar, ahora, de bronca, por el ligue de las líneas telefónicas, algo que la prepara para la tragedia. Ella lo sabe y se miente, se enoja y se arrepiente, llama y corta, se arrastra frente a su vida: él.
Con palabras, silencios, miradas y gestos se enfrenta a una platea que no le saca los ojos de encima, que la sigue expectante durante casi una hora, que la acompaña en su desilusión. Su dolor contamina, trasciende, duele.
Profunda y desgarradora, la puesta está ambientada en una habitación testigo de la desesperación, en la que blancos y rojos juegan a esconderse con los espejos que dominan la escenografía minimalista y geométrica. Detrás, los músicos cobran una singular importancia, matizando los momentos más tensos con sus oportunas melodías, susurrando crueles verdades en la mente inquieta de la protagonista, loca de amor y desamor.
Gastón Marioni, en una nueva y gran apuesta al teatro para adultos, propone una historia caracterizada por la complejidad de algo tan simple como una decepción amorosa.
Gastón Marioni, en una nueva y gran apuesta al teatro para adultos, propone una historia caracterizada por la complejidad de algo tan simple (escuchado, visto y leído) como una decepción amorosa, en la que una mujer vacía lucha encarecidamente contra los sentimientos más devastadores. Humillación, crueldad, cinismo e ironía danzan alrededor de su desequilibrio.
Amar(te) duele, síntesis perfecta de “La voz humana” que, en La Plata, se acaba de estrenar a sala llena en Teatro Estudio.
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