Artículos

“NO HAGO UN TEATRO FÁCIL. BUSCO QUE MIS OBRAS DEJEN PREGUNTAS SIN RESPUESTA”

Por Daniela Llordella y Sabrina Sistro. AGENDARTE

Escritor, dramaturgo, actor e investigador argentino, Cristian Palacios cree fervientemente en el teatro como un mundo posible para dejar huellas. Desde este lugar, busca abrir interrogantes sin respuesta a través de la interpelación constante a sus espectadores.

Nacido en Buenos Aires, en 1978, hace teatro por elección desde chico: “A partir de los 13 años arranqué y fue la primera actividad que yo quise hacer. Mis viejos me habían mandado a talleres literarios, entre otros tantos lugares. De adolescente, me anoté en un taller que se dictaba en la escuela, y desde ese momento nunca dejé de hacer teatro”.

Cuatro años más tarde, tuvo un papel en su primera obra profesional, La Lección de Anatomía (1972) de Carlos Mathus. Luego participó de la compañía De la Guarda con la cual realizó giras por Rusia, Colombia y Argentina, durante dos años y medio. Hoy, es uno de los fundadores y actual co-director del grupo de teatro independiente de la Provincia de Buenos Aires, la Compañía Nacional de Fósforos. “La compañía ya tiene algo de 15 años de actividad. Nosotros decimos que somos de la Provincia o del Conurbano, sin embargo siempre hicimos funciones en el exterior y también trabajamos en la Capital. Hicimos obras en el Complejo Teatral Buenos Aires, conocido como Teatro San Martín”.

La Compañía Nacional de Fósforos nace del anhelo de conformar un grupo de trabajo consolidado: “Surgió básicamente del deseo de hacer teatro, de formarnos como compañía teatral independiente, y a partir de ahí tener más herramientas para la creación”.

Desde esta asociación teatral, responsable de la puesta en escena de muchos de sus espectáculos, surge Mapa del Tiempo, un unipersonal en una coproducción con la Convención Teatro de Córdoba, bajo la dirección de Daniela Martín. Se trata de una reflexión sobre el tiempo, contando historias que le den forma. “El tema de la obra es un trabajo muy particular, muy experimental, con una dramaturgia bastante compleja en cierto sentido. Toca la temática del tiempo desde distintos puntos de vista: desde la ciencia, desde la religión, desde lo político. Y se van contando diferentes historias atravesadas todas por esta cuestión”, explica el actor, que desde allí, indaga acerca de cómo hablar de tiempo en términos teatrales.

Y si hay algo que vuelve a demostrar el dramaturgo en este trabajo, es la profundidad que tienen sus obras, caracterizadas por tocar temas más bien universales, evitando quedarse en lo local. En tal sentido, explica que lo que más le interesa es hacer “un teatro que deje preguntas y que no dé respuestas. Se puede decir que no hago un teatro fácil de ver, que no son obras que pasan así nomás, por decirlo de alguna manera, sino que hay un entramado más profundo”. Y agrega: “Yo trato de que sean divertidas, que tengan humor… no me interesa la solemnidad, ni la seriedad”.

En cuanto al detrás de Mapa del Tiempo, el actor cuenta que al momento de escribirla se encontraba en México, haciendo una residencia artística que nada tenía que ver con esta obra. Sin embargo, el país azteca lo influyó fuertemente al momento de la creación como “la historia de México, los pueblos originarios latinoamericanos, los mitos y ciertos procesos de violencia de nuestra historia que estaban muy presentes en mí en ese momento”. Palacios recuerda que mientras escribía, se topó con un músico hondureño que, desde su computadora, seguía las noticias del golpe de estado en su país y asegura que cuestiones como esa, aparecen tematizadas en su obra.

Sin miedo a la hora de arriesgar, Palacios parafrasea a Samuel Beckett  y confía en que fracasar de nuevo es fracasar cada vez mejor. “Creo que lo rico es justamente cómo un espectáculo trata de dar respuestas a preguntas, sin lograrlo”.

Habiendo presentado dos espectáculos en La Plata, Los sonámbulos y Alonso y Aguirre, el actor vuelve a apostar por tercera vez , de la de la mano de la Compañía Nacional de Fósforos. “La Plata me gusta mucho, su público es muy exigente y eso está bueno porque le demanda a uno ponerse a la altura de las circunstancias. Además, tiene muy buen teatro, por lo que también es una responsabilidad traer algo acá”, asegura.

Respecto a la actividad artística de la ciudad, Palacios explica que éste es un momento muy particular. “Se vive una crisis muy compleja, no sólo económica, es más bien general. Y yo creo que el arte no tiene que ver con dar respuestas, sino con tratar de hacer las preguntas correctas. Eso implica mucha responsabilidad para el mundo artístico, pero también es una oportunidad, como toda crisis, para crecer. Pese a que en el momento es muy difícil porque hay circunstancias que lo hacen complicado, creo que también es una oportunidad para poder llevar adelante lo que uno quiere hacer y lo motiva”.

Y seguramente su público sea un motivo más que importante para seguir adelante. Numerosos seminarios de clown y danzas circenses, entre otros, lo han llevado a tomar contacto con diferentes grupos a lo largo de su carrera, por lo que ha trabajado tanto para grandes como para chicos. En esa línea asegura que “todos los públicos son diferentes y cada uno te da distintas cosas. Trabajar con un público infantil es muy lindo, pero también muy difícil porque tenés que tener la atención constante de los niños, pero además está buenísimo tener ese trabajo porque te entrena para el teatro en general. En cambio, el público adulto se porta bien en general, pero eso no quita que a veces se esté quedando dormido y vos no te des cuenta porque ‘se está portando bien’ y son muy respetuosos. Entonces lo que hay que ver es cómo ese público reacciona. A mí me gusta mucho trabajar con la energía de la gente, ver qué está pasando y, en base a eso, transformar el modo de pensar”.

“En un basural, en un pantano, en un descampado, al final de una carretera, se encuentran las fuerzas policiales de tres o cuatro países, para probar alguna cosa que a nadie le importa, para ver quién la tiene más grande, cuál diminuta, ínfima, del tamaño de una nuez o un caracol.

Lo que sucede a partir de entonces es un enigma que más nos vale no empezar a develar pues el entero universo, el multiverso, el superespacio podría, ante cualquier paso en falso, desvanecerse en la nada como un relámpago de luz.

Porque el mundo, amiguitos, es hueco, y bajo su superficie ocurren cosas que mejor sería no saber…” (Mapa del Tiempo)

Mapa del Tiempo tendrá su segunda cita el próximo viernes 12 a las 21:30 en el Teatro Estudio calle 3 N° 386 (entre 39 y 40) y sin dudas, volverá a dejar en sus espectadores, verdaderos interrogantes acerca del tiempo en que somos y vivimos.

Cristian Palacios nació en la localidad de Villa Bosch, provincia de Buenos Aires en el año 1978. Cursó la Licenciatura y el Profesorado en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires donde se recibió con diploma de honor. Sin embargo, su gran pasión es el teatro, lo que lo llevó a recorrer el interior del país, Latinoamérica y Europa. Es uno de los fundadores y actual co-director del grupo de teatro independiente Compañía Nacional de Fósforos. Dirige el Festival Internacional de Teatro Independiente Pirologías en el Conurbano Bonaerense, donde actualmente vive y del que es oriundo.