Reseñas

Un Hamlet: el teatro será la red

LA ESCENA ESTÁ SERVIDA, La Plata.
Por Ivana Sotto.

Sobre “Un Hamlet“.

El teatro será la red, la telaraña, una malla tan elástica y permeable que permitirá que el joven Hamlet, príncipe de Dinamarca, que ha vivido tantas veces como representaciones “Hamlet” ha tenido, ahora pueda ser sí mismo dos veces, en simultáneo: un Hamlet son dos Hamlet, y los actores no saben por qué, y nadie sabe por qué, pero ahí es donde está aconteciendo el teatro: un cubo sobre otro cubo sobre otro cubo es la torre más alta del castillo de Elsinor desde la cual se ve claramente la trampa que se tiende, una cortina es un rey usurpador y otra cortina es una reina contradictoria, una luz roja el crimen infortunado que desata la catástrofe y dos cuerpos vivos pueden ser un Hamlet y su duplicación, una reina, un asesino, un fantasma, y allá, no representada sino por la ausencia de signo -que es otro signo-, eso que no se ve pero se presiente es Ofelia que va cargada de lirios hacia el arroyo.

El juego se afirma en la calidad de los jugadores y aquí los dos jugadores ríen, sufren, guiñan al público, se desmoronan trágicamente, se burlan del artificio teatral, lo exponen, se exponen.

El juego se afirma en la calidad de los jugadores y aquí los dos jugadores ríen, sufren, guiñan al público, se desmoronan trágicamente, se burlan del artificio teatral, lo exponen, se exponen, dos cuerpos, el texto: declamar el tan mentado “Ser o no ser” entre las risas espasmódicas que sólo nos provoca la inminencia de la tragedia, describir a Ofelia -“nuestra”- muerta para siempre, confundida con las flores, y que ese sentimiento trágico del fin de un inocente sea el comienzo de un punto de no retorno, donde el actor ya no sabe si es actor, si es Hamlet, si es actor que es actor de la compañía ambulante que recala en Elsinor, si venga, si finge, si actúa que finge, si se desmorona en el cumplimiento de esa venganza, y si esa sombra por detrás de las murallas es la sombra propia, y si este otro Hamlet que es él mismo pero ajeno ha venido, como el fantasma del Hamlet muerto a traición, a advertirle o a hacerle compañía, a ayudarlo a comprender por qué todo el castillo no es ahora más que un desfile de mascaradas que florecen todas sus miserias y dolores en el cuerpo contradictorio, desesperado, multiplicado de su príncipe. Todo eso cabe dentro del teatro.

“El teatro será la red que atrapará la conciencia del Rey”, le dice un Hamlet al otro para convencerlo de llevar adelante el plan para desenmascarar a Claudio. El teatro será la red para atrapar la conciencia, la firme prueba de que los fantasmas habitan en nuestros cuerpos. Y sobre todos los cuerpos, el famoso olor a podrido de Dinamarca.

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